El balance de comprobación, también conocido como el balance de sumas y saldos es el cuarto paso del ciclo contable y tal y como su nombre lo indica, su principal finalidad es comprobar que la suma de los créditos y débitos sean iguales luego de que se haya realizado el pase al mayor general. Es decir, se comprueba la posibilidad de que se hayan cometido errores matemáticos al momento de calcular los saldos de las cuentas.
La balanza de comprobación es unos de los pasos más importantes antes de la realización de los estados financieros básicos y se elabora en una fecha determinada, la cual suele ser al final de cada mes, aunque algunas compañías optan por elaborarla en otros intervalos de tiempo – pero esto no suele ser muy común -. Para elaborar este tipo de informe hay que tener en cuenta la naturaleza de las cuentas contables para tomar los saldos de cada cuenta que esté registrada en el libro mayor.
La primera balanza que se realiza tras finalizar un período se le conoce como Balanza de Comprobación sin Ajustar, debido a que aún no se ha tenido en cuenta los efectos de las amortizaciones, depreciaciones, gastos de alquiler por adelantado o cualquier otra transacción que afecte determinadas cuentas durante todo un período.
Cuando vamos a realizar este informe, hay que tener en cuenta que se debe de colocar cada cuenta de acuerdo al orden correspondiente: Primero los activos, pasivos, capital, ingresos, costos y gastos. Además, como el propósito de esta balanza es comprobar que la suma de los débitos y los créditos sean iguales, hay que comprobar que se cumpla con este enunciado y se coloca el resultado al final del balance con el nombre de “total”.
Los saldos que pertenezcan a las cuentas de activo, costos y gastos se colocan en la columna izquierda denominada débito, mientras que los saldos de las cuentas de pasivo, capital e ingresos van en la columna derecha denominada crédito.